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Foto del escritorPablo Petruccelli

La sal de la vida



Los egipcios desarrollaron una extraordinaria civilización y tenían un vínculo de admiración y dependencia con el Nilo.

Cuando el río desbordaba, a causa de las lluvias, podían desplegar su agricultura. El caos se instalaba en períodos de sequía.

En sus creencias, una vez muertos, viajaban a otra vida, siempre que pudieran evitar la descomposición del cuerpo.

Descubrieron que si lo enterraban en la arena, podían preservarlo. Entonces ensayaron una mezcla de arena muy seca con sal como paso previo a la momificación.

Además, colocaban alimentos y bebidas junto a la tumba para que el viaje resultara exitoso.

Esto cambió la forma en la que conservaron sus alimentos, sin depender totalmente de la crecida del río.


Así como los egipcios aprendieron a preservar sus cuerpos para continuar el viaje, la misma técnica les permitió revolucionar la conservación de sus alimentos para defenderse de las sequías.

A lo largo de la historia, el hombre inspiró y construyó muchos cambios que le permitieron protegerse, sobrevivir y desafiar a los elementos que lo amenazaban.

¿Antes de consumar nuestra autodestrucción, seremos capaces de reinventarnos y regresar sobre nuestros pasos?

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