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- EL ORIGEN DEL "ABRAZO DEL ÁRBOL"
Los primeros abrazos de árboles fueron 294 hombres y 69 mujeres pertenecientes a la rama bishnois del hinduismo, quienes en 1730 murieron mientras intentaban proteger los árboles de su pueblo para que no fueran talados y transformados en materia prima para construir un palacio. Literalmente se aferraron a los árboles, mientras los silvicultores los masacraban. Pero su acción condujo a un decreto real que prohibía la tala de árboles en todos los pueblos de Bishnois. Y ahora estos pueblos son oasis boscosos en medio de un paisaje desértico. Más allá de eso, los bishnoi inspiraron el movimiento Chipko (chipko significa "aferrarse" en hindi) que comenzó en la década de 1970, cuando un grupo de mujeres campesinas en las colinas del Himalaya en el norte de la India lanzaron sus brazos alrededor de los árboles designados para la tala. En unos pocos años, esta táctica, también conocida como árbol satyagraha, se había extendido por toda la India, lo que eventualmente obligó a reformas en la silvicultura y una moratoria en la tala de árboles. Foto: Mujeres de la aldea del movimiento Chipko a principios de la década de 1970 en las colinas de Garhwal en la India, protegiendo los árboles para que no fueran talados.
- UBUNTU
Un antropólogo intentó probar un juego con unos niños de una tribu africana; colocó una canasta llena de frutas deliciosas junto al tronco de un árbol y les dijo: -El primer niño que llegue al árbol y toque la canasta, se ganará toda la fruta. Cuando el antropólogo les dio la señal de inicio, y pensó que iban a correr para ganarse la fruta, se sorprendió de que comenzaran a caminar todos juntos, tomados de las manos, hasta que llegaron al árbol, juntos tocaron la canasta y compartieron la fruta. El les preguntó que por qué hacían eso, si cada uno de ellos podría haber conseguido la canasta de fruta solo para ellos o para repartirla con sus familias. Los niños respondieron todos juntos y a una sola voz: - UBUNTU. El antropólogo intrigado comenzó a indagar entre los adultos de la tribu: resulta que "ubuntu" en el lenguaje de su civilización significa: "yo soy porque todos somos". Es decir, según la educación que recibieron de sus padres y abuelos, ¿Cómo puede solo uno de nosotros ser feliz, mientras todos los demás son miserables? Esta tribu "sin educación" conoce el secreto de la cooperación y la solidaridad, valores que se han perdido en todas las sociedades que la "trascienden", y que se consideran así mismas sociedades "civilizadas".
- Cuidado con la comodidad
Un ratón fue puesto en la parte superior de un tarro lleno de granos, estaba muy contento por haber encontrado tanta comida a su alrededor y ahora es feliz, porque no necesita correr a buscar comida. Mientras disfrutaba de los granos, en unos días , llego al fondo del frasco . Ahora está atrapado, no puede salir y depende de alguien que le eche más granos para sobrevivir. No tiene opción de elegir, solo recibirá lo que decida su benefactor. Aquí tienes 4 lecciones de esta situación: Los placeres a corto plazo pueden conducir a un desastre a largo plazo. Si las cosas se están volviendo fáciles y te estás poniendo cómodo, te estás quedando atrapado en modo de supervivencia. Cuando no estás usando tu potencial, lo estas perdiendo. Si no tomas las medidas correctas en el momento adecuado, terminarás con lo que tienes y no estarás en condiciones de salir de la dependencia.
- 50 Reglas de Oro
1. Nunca saludes de mano a nadie sin ponerte de pie. 2. En una negociación, nunca hagas la primer oferta. 3. Si te confían un secreto, guárdalo. 4. Regresa con tanque lleno el auto que te prestaron. 5. Haz las cosas con pasión o mejor no las hagas. 6. Cuando saludes de mano, hazlo firme y mirando a los ojos. 7. Vive la experiencia de hacer un viaje solo. 8. Nunca rechaces una pastilla de menta, las razones son obvias. 9. Acepta consejos si quieres llegar a viejo. 10. Acércate a comer con la persona nueva en la oficina. 11. Cuando le escribas a alguien enojado, termina y vuelve a leerlo, después bórralo y hazlo de nuevo. 12. En la mesa no hables de trabajo, política o religión. 13. Se Justo, defiende a los que son abusados sin abusar. 14. Escribe tus metas y luego trabaja por ellas. 15. Defiende tu punto de vista sin ofender ni insultar, se tolerante y respetuoso ante el ajeno. 16. Llama y visita a tus padres, hijos, familiares y amigos, no pierdas el tiempo esperando que ellos lo hagan primero. 17. Nunca te arrepientas de nada, aprende de todo. 18. En momentos o días de soledad, relájate, disfruta y aprende. 19. El honor y la lealtad son básicos en tu personalidad. 20. No le prestes dinero a quien sabes que no te pagará. 21. Cree en algo. 22. Tiende tu cama al levantarte por las mañanas. 23. Canta en la ducha. 24. Cuida una planta o un jardín. 25. Observa el cielo cada vez que puedas. 26. Descubre tus habilidades y explótalas. 27. Ama tu trabajo, o déjalo. 28. Pide ayuda cuando la necesites. 29. Enséñale un valor a alguien, de preferencia a un niño. 30. Valora y agradece a quien te tienda la mano. 31. Se amable con tus vecinos. 32. Hazle el día más alegre a alguien. 33. Compite contigo mismo. 34. Regálate algo mínimo una vez al año. 35. Cuida tu salud. 36. Saluda con una sonrisa siempre. 37. Piensa rápido, pero habla despacio. 38. No hables con la boca llena. 39. Lustra tus zapatos y corta tus uñas. 40. No opines sobre temas que desconozcas. 41. Nunca maltrates a un animal. 42. Alza la voz ante las injusticias. 43. Nunca pierdas la maravillosa oportunidad de quedarte callado. 44. Reconoce a alguien su esfuerzo. 45. Se humilde ante todo. 46. Nunca olvides de donde vienes. 47. Viaja cada vez que te sea posible. 48. Cede el paso. 49. Baila bajo la lluvia. 50. Busca tu éxito, sin desistir. Autor: Jackson Brown
- La Cruda Verdad
'Llevo impartiendo clases en la universidad cerca de 25 años, dos de ellos en la Universidad Complutense de Madrid y el resto en la Universidad de Granada. Por mis clases han pasado directivos de grandes empresas que tenían más o menos mi edad cuando les di clase y otros que, en sus generaciones respectivas, han ido ganándose un puesto en la sociedad gracias a su formación y a su esfuerzo. La primera asignatura que impartí fue en el curso 1997/98. Era Dirección Estratégica de la Empresa (sigo aún impartiéndola), entonces del plan antiguo de 5 años de Económicas y Empresariales. Tenía matriculados 524 alumnos en cada grupo. Era imposible distinguir las caras de los que se sentaban atrás en aquellas gigantescas aulas del Pabellón de Tercer Curso de la UCM. Eso sí, las aulas estaban llenas. Algunos alumnos se tenían que sentar en las escaleras porque no cabían. En las horas de tutoría, los alumnos hacían cola en la puerta de mi despacho. Responder todas las consultas, curiosidades, dudas… era tan agotador como satisfactorio. Las constantes preguntas de los estudiantes en clase me obligaban a llevar la materia muy preparada. Yo ya tenía 25 años y no recuerdo estudiar más que entonces. La asignatura era dura y las preguntas de desarrollo configuraban exámenes que duraban horas. Era imposible corregir todo aquello en menos de diez días. Las revisiones eran complejas (sobre todo para los que estaban entre el 4 y el 5). Todo lo anterior es tan sólo un eco del pasado. Hoy me dedico a engañar más que a enseñar. Me explico a continuación. Los grupos hoy son de unos 50 alumnos, de los cuales raramente viene a clase más de un 30%. Los que vienen, lo hacen en su mayoría con un portátil y/o un teléfono móvil que utilizan sin ningún resquemor durante las horas de clase. Las caras de los alumnos se esconden tras las pantallas. De hecho, me sé mejor las marcas de sus dispositivos que sus rasgos faciales. Es raro que alguien pregunte, por mucho que se les incite a hacerlo. Quince minutos antes de que acabe la clase ya están recogiendo sus cosas, deseosos de salir. Cada vez me siento más como un profesor del instituto de una serie mediocre de los 80 que como un catedrático. A menudo tengo que callarme porque el rumor generalizado se extiende por el aula y me da vergüenza mandar callar a universitarios constantemente. He separado a gente para que no hablen entre ellos, he expulsado alumnos del aula y me he llegado a marchar de clase ante el más absoluto desinterés. Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de Tiktok. Como respuesta a este panorama y, siguiendo las cambiantes normativas universitarias (siempre peores que las anteriores), los profesores hemos tomado cartas en el asunto con las siguientes medidas: -El nivel de la asignatura ha bajado. Impartimos menos temas de manera mucho más superficial. - Hacemos parciales tal y como establece la evaluación continua para tratar de aprobar a un mayor número de alumnos, pues un número de suspensos superior, a lo que la universidad establece como límite, conlleva una sanción que influye en el presupuesto del departamento, esclavizado a través del denominado contrato-programa. - El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria. Pero eso, para nosotros es más que suficiente para poner un 5. De este modo, cumplimos el contrato-programa, el departamento es feliz, la universidad es feliz, nuestros alumnos aprueban, creen que saben algo y son felices y nosotros languidecemos ante la triste realidad. Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de Tiktok. Por eso, te digo que me dedico a engañarte, querido alumno/a. Vives en una mentira que nosotros edulcoramos. Por eso, es mejor que si quieres seguir viviendo en tu burbuja, mientras puedas, no sigas leyendo, ya que voy a contar lo que hay detrás de Matrix. Bueno, si sigues leyendo, lo haces bajo tu propia responsabilidad. No digas que no te advertí. Aquí van algunas realidades que no te van a gustar: Te faltan habilidades básicas indispensables en estudios superiores. No tienes capacidad de expresión. Tu vocabulario es muy básico y se limita a verbos débiles (hacer, ser, estar) en lugar de específicos como desarrollar, evolucionar, ampliar, … Por ello, cuando entregas un trabajo o haces una exposición de un texto que has copiado de Wuolah, El rincón del vago u otros, donde plantas frases como «considerando la posibilidad de articular el concepto de selección adversa con las bases teóricas de la economía de las organizaciones…», sé de sobra que no lo has escrito tú porque, para más INRI, cuando te pregunto en clase sobre el significado de esa frase, no sabes qué contestar. Por supuesto, al exponer en clase, la frase del punto anterior la has leído literalmente de tu móvil, del que no despegas los ojos aún enfrente de tus compañeros, y la has colocado en una transparencia de Powerpoint cuyo diseño en 1995 ya estaba obsoleto. El resto de tu presentación se limita al «efecto karaoke», leer los interminables párrafos que has cortado y pegado. No sabes estar. Sí, estar. Balbuceas, te encorvas, no fijas la mirada, llevas una o las dos manos en los bolsillos, vienes a una exposición en chándal o con leggins… No te dignas a respetar la institución milenaria que te acoge y que se llama universidad. No entiendes lo que eso significa y tampoco tienes ningún interés en saberlo. Si tu expresión es limitada, tu escritura lo es más. Se nota que ya no se hacen dictados en educación secundaria. Caso aparte merecen los alumnos que no hablan español y no comprendo que hacen ocupando un asiento, especialmente aquellos provenientes del país creador de Tiktok. Jamás hubieras superado esta asignatura hace 10 o 20 años. De hecho, de tu clase, no más de 10 personas seguirían admitidas en estos estudios. Te lo dice un licenciado que acabó dos titulaciones en la Universidad Carlos III de Madrid donde tras 4 convocatorias suspensas de una asignatura, ibas a la calle. Tu nivel de lenguas extranjeras es nulo. Doy clases en un Máster íntegramente en inglés donde apenas hay españoles y el nivel de los estudiantes extranjeros es infinitamente superior. De hecho, el máster es lo único que alimenta mi motivación a enseñar. Las habilidades blandas brillan por su ausencia. ¿Liderazgo, resiliencia, trabajo en grupo? Son básicas para cualquier empleo. Cuando me escribes un email para decirme que te has peleado con tus compañeros de grupo o envías a tu madre a una revisión de exámenes, mi perplejidad no cabe en mi persona. Hace años que no recomiendo a ningún alumno para ninguna empresa. Vives anestesiado por las redes sociales. ¿Te crees que no me entero? Mientras doy clase veo tu cara de soslayo tras la pantalla con risitas y yo sé que explicar la cadena de valor de la empresa es de todo menos gracioso. No estás en clase, estás en Instagram. Pero yo me hago el tonto y miro para otro lado. Estos puntos son sólo la cima del Iceberg. Los profesores estamos hartos de formarnos en técnicas docentes multidiversas y de pelajes exóticos para motivar al alumnado. Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti. Pero sí puedo hacerte creer que vales, aunque sepa que es mentira. Me he convertido en un experto en hacerlo porque el sistema me lo exige y cumplo. Y rezo por que esto sólo me ocurra a mí, y como mucho en mi facultad, pero no ocurra en Medicina o Ingeniería de caminos, sobre todo cuando cruce un puente o, Dios no lo quiera, esté en la camilla de un quirófano. Podemos echarle la culpa a la universidad pública y tiene bastante, pero no toda. «Si quieren calidad, que se vayan a la privada», he escuchado por ahí. Y los números van apuntando en esa dirección. Quizás, el pago de una matrícula de cuatro ceros aumente la motivación en lugar de las irrisorias tasas académicas públicas. Puede que la universidad pública reaccione cuando la privada le coma la tostada, cosa que está haciendo muy bien. Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti. Pero sí puedo hacerte creer que vales, aunque sepa que es mentira. No obstante, mis evaluaciones docentes son muy buenas y las he publicado. Pero no soy una excepción. Cuando hablo con compañeros coinciden con mi visión. Escribir esto es arriesgado y es más cómodo callar y obrar. Lo entiendo perfectamente, patada y al área es la actitud mayoritaria. No quiero terminar exponiendo un problema sin dar soluciones. Las hay. Pero para ello, hay que romper el paradigma en que estamos sumergidos y ser muy valientes. He aquí algunas propuestas incómodas: No somos todos iguales. Hay estudiantes con vocación e interés eclipsados por la mediocridad imperante. Centrémonos en ellos. La universidad es para formar a las élites intelectuales. Antes de que me llaméis facha, esa frase es del insigne Gregorio Peces-Barba, mi rector cuando estudiaba en la Universidad Carlos III, padre de la Constitución y socialista de los de verdad (cómo han cambiado las cosas). La Formación Profesional forma grandes profesionales que no han de ser universitarios. Devolvamos al profesorado universitario las competencias perdidas como autoridad intelectual a la hora de diseñar planes de estudio, modelos de enseñanza y currículum. No podemos esperar dos años a que la ANECA dé el visto bueno a una modificación de los planes de estudio. El mundo cambia demasiado rápido para seguir impartiendo contenidos obsoletos. Reforcemos las capacidades básicas en enseñanzas no universitarias: Enseñar a pensar, a enfrentarse a obstáculos, a expresarse, a tener modales, a leer y escribir bien en español e inglés, a tener tolerancia a la frustración y, sobre todo, a buscar la superación constante. Eliminemos cualquier rastro de gadgets tecnológicos en la enseñanza (lo que incluye ordenadores portátiles). Darle un Chromebook a un niño de 10 años es como darle una cuchilla de afeitar a un bebé. SEÑORES TECNO-PROGRES LEAN ESTO POR FAVOR: Cruzar un puente no te hace ingeniero de caminos, de la misma manera que tener un ordenador no te hace nativo digital. Mis alumnos no saben, en su mayoría, elaborar un Excel o dar formato a un texto en Word. Las TICs a edades tempranas sólo sirven para distraer. La plasticidad neuronal se desarrolla con lápiz y papel, no con la dictadura de los teclados. Hacer sentir a los chavales orgullosos de quienes son y donde están, con admiración hacia lo que les rodea y hacia otras culturas. Fomentar la curiosidad innata y el respeto. Crear descubridores y jamás plantar la semilla del odio o la desolación. Huir de los nacionalismos, siempre manipuladores y huir de los populismos, de cualquier cosa negativa que acabe en ismo. La mente de un niño es sagrada. Fomentar la cultura de la competición y la colaboración en todo tipo de enseñanzas. El esfuerzo conlleva recompensa, a veces a largo plazo. Los mejores serán premiados y los peores se quedarán fuera de juego y, si quieren volver a entrar tendrán que esforzarse más, o bien, centrarse en otro juego, esto se llama flexibilidad académica. Si tu hijo es malísimo en matemáticas, pero le encanta tocar la guitarra, quizás tengas que ponerle un profesor particular en guitarra y no en mates. Y el sistema ha de aceptar esto. Saquemos lo mejor de cada individuo. Con 18 años no sabes, salvo que tengas una vocación innata, que es lo que quieres estudiar (yo no lo sabía, pero tuve suerte al elegir). Flexibilicemos los primeros años universitarios y de FP. Las titulaciones no han de ser bloques de cemento. ¿Empiezas Informática y no te gusta? Hagamos pasarelas. Implantemos el major y el minor como en EE. UU. Que una mala decisión no frustre una vida. En fin, querido estudiante, esto es lo que hay. Quizás seas la excepción a todo lo escrito, ojalá sea así, pero los números me dicen que las probabilidades son inferiores al 10%. En todo caso, no busques la solución en el estado, ni en los sindicatos, ni en los cantos de sirena de los -ismos, ni en las redes sociales. La solución está en ti. Si tú cambias, el mundo cambia. Y si no quieres cambiar, no te preocupes, te seguiremos engañando, haciéndote creer que lo estás haciendo muy bien" Daniel Arias Aranda ( Madrid , 1972 ) Economista español , Catedrático de Organización de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada .
- René "Cocodrilo" Lacoste
Durante una visita a los Estados Unidos, René Lacoste , integrante del equipo francés de Copa Davis, quedó fascinado por una maleta de piel de cocodrilo de un escaparate. El capitán de su equipo le prometió que la maleta sería suya si ganaba un partido. Lacoste perdió, pero sus compañeros comenzaron a llamarle "Cocodrilo". Había nacido un icono de la moda y el deporte... René Lacoste tenía un talento excepcional tanto para el tenis como para los negocios. Ganó 7 Grand Slams entre 1925 y 1929: 3 Roland Garros, 2 Wimbledon y 2 US Open, pero su carrera se vio truncada de manera repentina debido a una tuberculosis. En 1930 el tenis perdía a un campeón, pero el mundo ganaba a un extraordinario empresario e inventor. Tras el "incidente" del cocodrilo en Estados Unidos, en 1928, un amigo le dibujó el famoso reptil, y a René le gustó tanto que mandó bordarlo en las chaquetas con las que saltaba a la pista. Desde aquel momento Lacoste y cocodrilo fueron inseparables. Y cuando se retiró decidió utilizar aquella imagen como símbolo de su marca. En 1933 Lacoste fundaba, junto al empresario textil André Gillier, propietario de la mayor firma francesa de fabricación de prendas de punto, "Chemises Lacoste", en la ciudad de Troyes al noreste de Francia, Pero Lacoste quería hacer algo diferente. Quería que las prendas para jugar fueran mucho más cómodas. Así que Lacoste creó unos polos en tejido de punto ligero de algodón con una textura similar a una malla que los hacía transpirables, algo ideal para combatir el calor en las pistas. Además acortó las mangas de las camisetas de tenis para hacerlas mucho más cómodas. Probó hasta 11 prototipos hasta llegar a la versión definitiva de su legendario polo. El número 12 fue considerado el perfecto. Había nacido un icono. La marca comenzó a crecer hasta que en 1952 tuvo el empuje definitivo gracias a que el presidente Eisenhower vestía los polos de Lacoste para jugar al golf, lo que provocó que su polo llegara también a la calle como símbolo de elegancia y exclusividad. René Lacoste continuó innovando: En 1958 creó unas zapatillas para jugar al tenis, en 1963 revolucionó el deporte con la raqueta de acero, en 1964 inventó el amortiguador de cuerdas para la raqueta... Inventar era un modo de vida para él. Hasta su muerte registró más de 30 patentes no solo en tenis, también en sectores como la industria, la aeronáutica, el automóvil o el textil. Tras ser diagnosticado de cáncer, se retiró a San Juan de Luz, cerca de la frontera con España, en Irún, donde pasó sus últimos años hasta su fallecimiento el 12 de julio de 1996. "Inventor debería estar en mis tarjetas de presentación. ¡He estado inventando toda mi vida!" - René Lacoste.
- Deseos para 2023
Mi empresa no factura millones de dólares, ni tiene un montón de empleados, ni un edificio alto y moderno en Puerto Madero. No manejo un coche caro, ni vivo en una mansión, ni tengo un montón de dinero ahorrado o invertido. Quizá no pude darle a mis hijos todo lo que a un padre a veces le gustaría, ni fueron al colegio más costoso del mundo. Quizá nunca vaya a llevar esa vida que nos han vendido o hemos comprado como "éxito". Sin embargo, mi mujer y yo llevamos a nuestros hijos y ahora nietos al cole, estuvimos y estamos todos los días en primera persona. Tenemos una vida normal que procuramos disfrutar y agradecer. Tenemos la gran suerte de haber nacido en un país en paz y privilegiado, con rincones naturales maravillosos como el de la foto que, de vez en cuando, podemos visitar y vivir. Tengo la fortuna de trabajar en lo que me gusta y hacerlo tranquilo, eligiendo con quien quiero, donde quiero y cuando quiero hacerlo y por algo en lo que creo. Sigo yendo al Palacio a ver Huracán. Quizá la vida se haya encargado de ir redefiniéndome el éxito. Te deseo que tengas la claridad de entender que es para vos el éxito y que lo alcances. Buen comienzo 2023 Pablo Petruccelli ITPlus
- La Carta de Thomas Edison
Un día, Thomas Alva Edison llegó a casa y le dio a su mamá una nota. Él le dijo a ella: “Mi maestro me dio esta nota y me dijo que sólo se la diera a mi madre.” Los ojos de su madre estaban llenos de lágrimas cuando ella leyó en voz alta la carta que le trajo su hijo. “Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarlo, por favor enséñele usted”. Muchos años después la madre de Edison falleció, y él fue uno de los más grandes inventores del siglo. Un día él estaba mirando algunas cosas viejas de la familia. Repentinamente él vio un papel doblado en el marco de un dibujo en el escritorio. Él lo tomó y lo abrió. En el papel estaba escrito “Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.” Edison lloro por horas, entonces él escribió en su diario: “Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero por una madre heroica se convirtió el el genio del siglo.” Qué impresionante la reacción de la mamá, ¿verdad?. En lugar de leer lo que realmente decía la carta, y habiendo podido hacer sentir menos a su hijo, le dio un giro completamente y ¡le inyectó seguridad y certeza a su hijo! Le hizo creer que era un genio y se lo creyó tanto, que creció y murió siéndolo. Es asombroso el poder que tienen los padres sobre los hijos. Thomas Edison era un niño confuso pero gracias a una madre heroína y dedicada, se convirtió en el genio del siglo." Hay ciertos momentos de la vida donde es necesario cambiar el "contenido de la carta" para que se alcance el objetivo...
- Que significa ser pobre?
PAPI QUE SIGNIFICA SER POBRE??? Un empresario, queriendo que su hijo supiera lo que es "ser pobre", lo llevó para que pasara un par de días en la montaña con una familia campesina. Pasaron tres días y dos noches en su modesta vivienda. En el automóvil, retornando , el padre preguntó a su hijo: - ¿Qué te pareció la experiencia?.. -Buena - contestó el hijo con la mirada puesta a la distancia. - Y... ¿qué aprendiste? - insistió el padre... El hijo contestó: 1. - Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro. 2.- Nosotros tenemos un jacuzzi.. y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos. 3.- Que nosotros tenemos reflectores para alumbrar nuestro jardín... mientras que ellos se alumbran con las estrellas y la luna. 4.- Nuestro patio llega hasta la cerca y el de ellos llega al horizonte. 5.- Que nosotros compramos nuestra comida;...ellos, siembran y cosechan la de ellos. 6.- Nosotros oímos CD's... Ellos escuchan una perpetua sinfonía de golondrinas, ranas, ovejas y otros animalitos. 7.- Nosotros cocinamos en hornos microondas... Ellos, todo lo que comen tiene ese sabor del fogón de leña. 8.- Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas.... Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos. 9.- Nosotros vivimos conectados al smartphone, facebook, televisor... Ellos, en cambio, están "conectados" a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su familia. El padre quedó impactado por la profundidad de su hijo...y entonces el hijo terminó: - Gracias papá, por haberme enseñado lo pobres que somos!!! Y lo rico que son ellos!!!! LO MATERIAL NO LO ES TODO EN ESTA VIDA... Lo más importantes es disfrutar de todo aquello que ni todo el dinero del mundo podría comprar.. "La humildad y la sencillez te hacen grande nunca lo olvides"
- Elpidio, "El Bienamado"
18 de octubre de 1951 muere el “Bienamado” El pobre viejito se había gastado en remedios todo el poco dinero que le quedaba -cuando no, en este país- y era el único habitante que quedaba dentro de esa destartalada pensión de muy -pero muy- mala muerte ubicada a la altura de la por entonces calle 9 de Julio y Paraguay. Justo en medio de esa intersección estaba el miserable establecimiento, ya que la 9 de Julio era todavía de una sola mano, una simple calle orientada hacia Constitución. Le habían avisado que la iban a demoler para hacer una avenida, que se fuera, pero -claro-, adónde iba a ir? Débil y tembleque, enfermo, sin dinero, la familia ya hacía rato lo había abandonado y los amigos se habían ido muriendo también. Su ya desgastada colcha, su fiel compañera durante las largas noches de Invierno pasadas en casi todas las plazas y húmedos baldíos de la Ciudad, estaba mil veces cosida pero firme junto a él, al igual que el atadito de diarios que usaba como almohada desde vaya a saber cuánto tiempo atrás -Meses? Tal vez años?-. No tenía más. Y así era: la terrible maquinaria del futuro deseaba convertir esa calle 9 de Julio, en la ancha Avenida que hoy conocemos. Las temibles topadoras del todopoderoso e incorruptible Intendente Juan Debenedetti que preanunciaban el Progreso (continuando la obra comenzada en 1936 por Juan de Vedia y Mitre), se encontraban a solo 20 metros de los restos de la pensión, una casucha tan simple de aplastar, tal como a una hormiga. Al operario que se le ocurre (milagrosamente) chequear el interior del cuartucho, observa que un pobre viejito estaba allí acostado, tiritando de frio, tapado con una vieja colcha y recostada su cabeza sobre un rollo ya medio húmedo de diarios atados con dos piolines. Piadoso se acerca y le pide que salga porque lo van a tirar todo abajo. El viejo se niega. El operario le dice que no se preocupe que lo van a reubicar. El viejo se niega. El operario le pide el nombre y el viejo, de mala gana -o ya entregado a su suerte-, se lo da. El operario, corriendo desesperado y perdiendo el casco, le avisa a su capataz. El capataz, agitado y tropezando, entra a las oficinas del Intendente y casi sin aliento le dice que hay todavía un viejo enfermo, que no se puede avanzar con el ensanche y apertura de la orgullosa 9 de Julio. Debenedetti, conocido por sus malos modales y sus muy pocas pulgas, le dice a su capataz: "me agarrás a seis morochos y no volvés hasta que al viejo de mierda lo vuelan de ahí, a patadas en el culo si es necesario, pero me lo sacas ya y volteás todo, sino andáte derechito a tu casa y no vuelvas más". El capataz, temblando, se acerca al Intendente y le susurra al oído: "Me dijo que se llama Elpidio. Elpidio González". Por primera (y única) vez en su vida Debenedetti se puso blanco como una hoja de papel, sus manos temblaban y sus labios automáticamente se resecaron como cartón. Se agarra la cabeza, recuesta su frente sobre la mesa y cierra sus ojos con fuerza. Luego de unos minutos, y cuando al fin pudo emitir palabra, con sus ojos rojos y al borde de las lágrimas, (literal) ordenó: "Vayan. Terminen de aplastar todo lo demás, hasta el fondo. Perforen, corten, quiebren, rompan y desmonten todo lo necesario. No me dejan ni piedra sobre piedra, nada. Pero ojo: a esa pensión le pasan por arriba, por debajo y por los costados, pero no me la tocan. Ni se les ocurra respirar fuerte y mucho menos molestar al señor González, salvo que quieran que los reviente a patadas en persona". Debenedetti, apenas escuchó ese nombre, se dio perfecta cuenta que esa pensión era intocable para él o para cualquiera, por más que los hubiera amenazado con el despido: el "Bienamado" estaba allí. Hoy, en épocas donde la política se encuentra bastardeada, les cuento que cuando uno llega por el camino del fondo del Cementerio de la Recoleta y se encuentra con el Monumento a los Caídos en la Revolución del '90 (o Panteón Radical) y observa la placa del frente, puede apreciar algunos de los ilustres nombres de quienes se encuentran allí (Leandro Além, Hipólito Irigoyen, Arturo Humberto Illia, etc.). Y mezcladito entre estos gigantes, uno lee "Elpidio González". Es raro, porque "no suena", quién fué? Por qué está mezclado ahí con esos próceres del radicalismo? Bueno, es uno de mis únicos políticos preferidos (en un ratito seguro el de Uds. también). Si, pero quién fue? Elpidio González fue, entre otros cargos ejecutivos, Vicepresidente de la Nación Argentina, durante el gobierno de Marcelo Torcuato de Alvear. Está catalogado como uno de los tres más importantes que tuvo nuestro país. Abogado brillante, dos veces diputado, una por la Capital y otra por Córdoba, Ministro del Interior, Ministro de Guerra (Defensa), Jefe de Policía y, como dijimos Vicepresidente. Lo primero que hizo cuando asumió la vicepresidencia fue renunciar a todos sus sueldos del Estado, consideraba que si el Pueblo lo había puesto en esa responsabilidad era incorrecto percibir honorarios, bastaba con el honor de haber sido electo. Más aún, consideraba que el trabajo en el Estado era una carga pública, que un trabajo bien hecho en ese ámbito otorgaba prestigio, y que eso era más que suficiente pago por los servicios a la Nación. Desde su punto moral y ético consideraba que la Nación lo había formado como hombre y como profesional en forma gratuita y que esta era forma de devolver algo de todo lo que recibió. Su horario de trabajo "formal" era de 7 a 18hs, por eso extrañó el pedido que le hiciera al Presidente de que lo eximiera de las últimas dos horas de trabajo ministerial, para así poder salir a las 16hs. Vagancia? Avivada? Tal vez un pequeño acto de corrupción? No, nada de eso. Al mes, uno de los ministros de Alvear le cuenta al Presidente que mientras caminaba hacia el Palacio de Tribunales para ver el estado de las obras, se cruza en Plaza Lavalle con Elpidio, que estaba sentado en un banquito vendiendo Anilinas Colibrí y pomada para los zapatos! Como este ministro no pudo creer lo que vio, pasó dos días seguidos más, y ahí seguía estando Don Elpidio vendiendo sus productos, que a las 18 hs guardaba en un maletín y, caminando, los iba vendiendo puerta por puerta hasta llegar a su domicilio! El Vicepresidente de la Nación Argentina vendía anilinas y pomadas porque consideraba un deshonor cobrar sueldos del erario público! Y fue así como mantuvo a su familia, con esos magros ingresos. Elpidio González se retiró de la política casi apenas finaliza el mandato de Alvear, ya que consideraba que no podía ocupar cargos con el Presidente Yrigoyen porque como "El Peludo Yrigoyen" era su amigo, la "honra de un funcionario de la Nación debe de estar muy por encima de las eventuales sospechas de amistad con sus superiores, aún más si son amigos de antemano". En el '46 un Diputado lo encuentra (ya muy demacrado y con una larga barba blanca producto de la escasez de acero debido a la 2da Guerra Mundial -no había maquinitas Gillette-) vendiendo sus anilinas y pomadas en la puerta del subte. El diputado, con los ojos empañados de lágrimas, se dirige a su bancada, que presenta el proyecto de jubilación y apenas se aprueba, se determina que el primer beneficiario fuera Don Elpidio González. Un grupo de catorce funcionarios muy contentos y emocionados van a buscar a Elpidio para informarle la buena noticia. Una vez que lo hacen, Elpidio se levantó furioso y los persiguió desde los Tribunales hasta la puerta del Congreso Nacional blandiendo su bastón al aire al grito de "degenerados, corruptos, babiecas! Mientras yo tenga dos manos para trabajar el Estado no tiene porqué mantenerme a mí, habiendo tanta necesidad en el País". Y estuvo tres horas más golpeando con su bastón, furioso, la puerta de la Cámara de Diputados, retando a duelo a todos los que habían votado que le otorgaran dicha jubilación a él. El Pueblo lo amó y de hecho lo apodó así (“el Bienamado”), pero él nunca más quiso presentarse a ningún cargo público. Interpretaba que la ciudadanía no debía incubar ninguna sospecha en las personas que son honradas con el mandato de servicio y la responsabilidad que otorga el voto. La Argentina, mis amigos, fue para nosotros un germen de esperanza a la que sí o sí le esperaba un destino de grandeza. Todos lo creían. El Mundo, incluso. No fue invento. Había hombres así. Será que por eso que todavía no pierdo la esperanza (tal vez infantil, lo sé) de creer que en alguna vuelta de esquina, tal vez saliendo del interior de una pensión de mala muerte, existen esos políticos y funcionarios que de una vez por todas honrarán a la Patria, de la ideología o el partido que fueran. Como Elpidio. *Historia publicada en el diario “La Voz del Interior”
- Política o Matemática?
Todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza. La cuenta total de los diez hombres es de 100€. Acuerdan pagarla de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, con lo que la cosa sería más o menos así, según la escala de riqueza e ingresos de cada uno: Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada. El 5º paga 1€. El 6º paga 3€. El 7º paga 7€. El 8º paga 12€. El 9º paga 18€. El 10º (el más rico) paga 59€. A partir de entonces, todos se divertían y mantenían este acuerdo entre ellos, hasta que, un día, el dueño del bar les metió en un problema: -Ya que ustedes son tan buenos clientes,” les dijo, “ Les voy a reducir el costo de sus cervezas diarias en 20€. Los tragos desde ahora costarán 80€. El grupo, sin embargo, planteó seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes. Los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis; la rebaja no les afectaba en absoluto. ¿Pero qué pasaba con los otros seis bebedores, los que realmente abonan la cuenta? ¿Cómo debían repartir los 20€ de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa? Calcularon que los 20€ divididos en 6 eran 3,33€, pero, si restaban eso de la porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para beber, ya que el 5º pagaba antes 1€ y el 6º 3€. Entonces el barman sugirió una fórmula en función de la riqueza de cada uno, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar. El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada: (100% de ahorro). El 6º pagaría ahora 2€ en lugar de 3€: (ahorro 33% ) El 7º pagaría 5€ en lugar de 7€: (ahorro 28% ). El 8º pagaría 9€ en lugar de 12€: (ahorro 25% ). El 9º pagaría 14€ en lugar de 18€: (ahorro 22% ). El 10º pagaría 49€ en lugar de 59€:(ahorro 16% ). Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes: los primeros cuatros bebedores seguían bebiendo gratis y el quinto también. Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban ahorrando. “Yo sólo recibí 1€ de los 20 ahorrados ,” dijo el 6º hombre y señaló al 10º bebedor, diciendo “ Pero él recibió 9€” “Sí, es correcto ,” dijo el 5º hombre. “ Yo también sólo ahorré 1€; es injusto que él reciba nueve veces más que yo.” “Es verdad ”, exclamó el 7º hombre. “¿ Por qué recibe él 9€ de rebaja cuando yo recibo sólo 2€? ¡Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!” “¡Un momento !”, gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. “¡ Nosotros no hemos recibido nada de nada. El sistema explota a los pobres!” Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza. La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta. Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios, gremialistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera en que funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los impuestos más altos son los que se benefician más de una reducción de impuestos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable. Moraleja: “ El problema con el socialismo es que uno termina quedándose sin el dinero de la otra gente”. Ya lo dijo Margaret Thatcher: “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…. de los demás” Para quienes comprenden, no es necesaria una explicación.
- La historia de McDonalds en Bolivia
Una derrota de la Civilización Un día de 2002, cerraron sus puertas los ocho restoranes de McDonald’s en Bolivia Apenas cinco años había durado esta misión civilizadora. Nadie la prohibió. Simplemente ocurrió que los bolivianos le dieron la espalda, o mejor dicho: se negaron a darle la boca. "Estos ingratos se negaron a reconocer el gesto de la empresa más exitosa del planeta, que desinteresadamente honraba al país con su presencia". El "amor al atraso" impidió que Bolivia se pusiera al día con la comida chatarra y los vertiginosos ritmos de la vida moderna. Las empanadas caseras derrotaron al progreso. Los bolivianos siguen comiendo sin apuro, en lentas ceremonias, tozudamente apegados a los antiguos sabores nacidos en el fogón familiar. Se ha ido, para nunca más volver, la empresa que en el mundo entero se dedica a dar felicidad a los niños, a echar a los trabajadores que se sindicalizan y a multiplicar a los gordos. Eduardo Galeano - Los hijos de los días-