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Foto del escritorPablo Petruccelli

Lo escencial I


En esta la primera edición de nuestra nueva sección "Lo esencial" le dedicaremos unos párrafos al útil, cotidiano, necesario pero también ignorado y desprestigiado inodoro.

El inodoro, como su nombre lo indica, carece de olor y, se entiende, colabora a que desaparezca rápidamente el olor de los desechos en el depositado.


Concretamente. hace una semana cambié el inodoro del baño, los motivos fundamentales dos:

Primero, que por acumulación de sarro (las famosas aguas duras de la provincia de Buenos Aires) se taparon los ductos a través de los cuales se escurre el agua que colabora en la autolimpieza del mismo.

Segundo motivo, pero no menos importante, especialmente para el sexo fuerte ( ya no conviene mencionarlo así, digamos los miembros de la raza humana que por razones anatómicas orinan de pie), la tapa con el agujero central, la segunda (vieron que el inodoro consta de dos tapas (se levanta la primera para hacer lo segundo y los masculinos levantan la segunda para hacer lo primero) se cae por no contar con la inclinación mínima de 91 grados respecto de su apoyo.

Entonces encaré la difícil tarea de elegir un nuevo inodoro, y es ahí, donde caí en la cuenta de que es la primera vez en mi vida que compre un inodoro.

Siempre utilicé el que circunstancialmente estaba en la casa a la que me mudé, siempre utilicé inodoros usados, también reflexioné acerca de lo repetitivo del uso del mismo, el ser humano promedio comparece ante el noble water entre cuatro y cinco veces diarias sin contar las ocasiones en que el humano en cuestión sea el poseedor de una descompostura de dimensiones bíblicas lo que lo llevará a declarar ante el mismo cerca de diez veces entre el amanecer y el ocaso.

Dicho esto último me sorprendió el hecho de que a lo largo de mi vida he comprado autos , casas, lavarropas, heladeras, cocinas, ventiladores, licuadoras, PC, microprocesadores, fan coolers, sweters, mantas, ojotas, mascotas, veneno para murcielagos, salsa para condimentar tacos, pero nunca había comprado un inodoro.

Grande fue mi sorpresa cuando, al acudir a un comercio especializado, cuyo nombre traducido al español a través del Traductor de Google significa FACIL, descubrí que la elección de un inodoro is not Easy, it´s very dificult diria El sabio Apache.

Señores créanme que hay muchiiiiiiiisimos modelos de inodoros, lo que, por mi formación técnica me llevó a investigar los features (características) de cada uno. Aguardé a que se me acercara uno de esos señores con guardapolvo rojo característico de la cadena multinacional de la construcción. Esos caballeros son capaces de hacer quedar a Mc Giver como un subnormal, saben de todo, uno me hizo un tratamiento de conducto en una ocasión mientras le trenzaba un flexible a un plomero con fines estéticos.

Volviendo al tema, me acerco a este señor con un respeto rayano con lo reverencial y le pido que me ilumine acerca de la mejor elección a la hora de decidirme por el complejo artefacto.

Le pregunto cuáles son las infinitas y complejas variables a tener en cuenta, si el peso promedio de los usuarios, el tamaño de sus culos, las toneladas de deposiciones anuales o los hábitos alimentarios del hogar.

Una vez más, este titan del conocimiento técnico me refregó por la cara por qué soy un simple consultor en temas de tecnología y él fue escogido por la cadena chilena para evangelizar en el arte de la construcción. Tal como aquella vez en que Kwai Chang fallara (una vez más) a la hora de arrebatarle los guijarros de la mano al Maestro PO, me mira con un dejo de desprecio y mucha comprensión y me dice:

-Son gustos don, lleve cualquiera, son todos iguales,

Intenté que me explicara acerca de la liberación de energía hidráulica a la hora de presionar el botón de descarga o del secreto en el diseño interno más adecuado para evitar que se produzcan las desagradables frenadas características en estos artefactos, pero fue en vano. Le puse un billete de cien dólares en el bolsillo frontal de su camisa roja justo encima del logo amarillo de la empresa pero esto pareció enojarlo aún más y, cuando, entre avergonzado y vencido me eché a llorar, me pone una mano en el hombro y me dice, como quien devela el lugar exacto donde está oculto el Santo Grial,

-llevá el Ferrum, modelo Atuel, es un Falcon, no te va a dejar a gamba.

Todavía con lágrimas en los ojos paso por la caja, pago y lo llevo a casa como quien traslada el corazón para trasplante destinado a salvarle la vida al mesías que es el único que puede salvar a la humanidad toda, tenía el 50% de la labor cumplida, ahora había que conseguir quien lo coloque.

Pero esa historia quedara para la próxima entrega de "Lo esencial" o, las cosas que tenemos y no sabemos apreciar.

Un abrazo de gol.

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